jueves, 6 de marzo de 2008

El Samurai


Cerca de Tokio vivía un gran Samurai, ya anciano, que se dedicaba a enseñar a los jóvenes. A pesar de su edad corría la leyenda de que todavía era capaz de derrotar a cualquier adversario.

Cierta tarde, un guerrero conocido por su total falta de escrúpulos apareció por allí. Era famoso por utilizar la técnica de la provocación: esperaba a que su adversario hiciera el primer movimiento y, dotado de una inteligencia privilegiada para reparar en los errores cometidos, contraatacaba con velocidad fulminante. El joven e impaciente guerrero jamás había perdido una lucha.

Conocía la reputación del Samurai y fue hasta allí para derrotarlo y aumentar su fama. Todos los estudiantes se manifestaron en contra de la idea, pero el viejo aceptó el desafío. Juntos, todos se dirigieron a la plaza de la ciudad y el joven comenzó a insultar al anciano maestro. Arrojó algunas piedras en su dirección, le escupió en la cara, le gritó todos los insultos conocidos -ofendiendo inclusos a sus ancestros-. Durante horas, hizo todo por provocarlo pero el viejo permaneció impasible.

Al final de la tarde, sintiéndose ya exhausto y humillado, el impetuoso guerrero se retiró. Desilusionados por el hecho de que el maestro aceptara tantos insultos y provocaciones, los alumnos le preguntaron: Cómo pudiste maestro, soportar tanta indignidad? Por qué no usaste tu espada aún sabiendo que podías perder la lucha, en vez de mostrarte cobarde delante de todos nosotros?

El anciano maestro samurai respondió: “Si alguien llega hasta ustedes con un regalo y ustedes no lo aceptan, ¿a quién pertenece el obsequio? A quién intentó entregarlo, respondió uno de los alumnos. Lo mismo vale para la envidia, la rabia y los insultos -dijo el maestro-. Cuando no se aceptan, continúan perteneciendo a quién los llevaba consigo.

miércoles, 5 de marzo de 2008

Cuídate de los Camiones de Basura



Por: David J. Pollay

¿Con que frecuencia permites que las tonterías de otras personas cambien tu estado de animo? ¿Permites que otro conductor te haga enojar si vas manejando, o un mesero grosero, o un jefe cortante o un empleado insensible arruine tu día?

A menos que seas “Terminator” por un instante llegarás a estar algo molesto. Sin embargo, lo que distingue a una persona exitosa, es lo rápido que puede enfocarse de nuevo en lo que realmente es importante. Hace 16 años que aprendí esta lección. La aprendí en el asiento trasero de un taxi en Nueva York.

Me subí a un taxi y partimos para la estación "Grand Central". Íbamos en el carril derecho cuando de repente un coche negro salió de pronto de un cajón de estacionamiento justo frente a nosotros. El chofer freno con fuerza, dio un patinazo, y por unos pocos centímetros evito chocar con el otro carro. El conductor del otro coche, el que casi causo un accidente, volteo su cabeza y empezó a gritarnos con muchas palabrotas. El taxista solo sonrió y le saludo amable. Así que, yo le pregunte, "¿Por que hizo eso?" Ese loco por poco destruye su auto y nos manda al hospital.

Entonces el taxista me dijo lo que ahora llamo “La Ley del Camión de Basura”. Muchas personas son como un camión de basura. Andan llenos de basura, llenos de frustración, enojo, y decepción. Ya que se les va amontonando la basura, necesitan un lugar en donde puedan tirarla. Si se lo permites, te la echan a ti.

Cuando alguien quiere echar su basura sobre ti, no lo tomes en forma personal. Solo sonríe, saluda, deséale lo mejor, y sigue adelante. Estarás feliz de haberlo hecho. Así que, esto era la “Ley del Camión de Basura”. Empecé a pensar, ¿Cada cuanto permito que los camiones de basura me atropellen? Y, ¿cada cuanto tomo la basura que llevan y la riego sobre otras personas: en el trabajo, en mi casa, en las calles?

Fue ese día que dije: “ya no voy a hacer eso”. Empecé a ver muchos camiones de basura. Veía lo que llevaban. Veía cuando llegaban para vaciar la basura. Y como mi taxista, ya no lo tomo en forma personal. Solo sonrío, saludo, deseo lo mejor y sigo adelante. Uno de mis jugadores favoritos de fútbol americano de toda la historia, Walter Payton, hizo esto todos los días en el campo de fútbol. Tan pronto como caía al suelo después de ser tacleado, se ponía de pie. Nunca se quedaba pensando en el evento. Payton estaba listo para hacer que la siguiente jugada fuera la mejor.

Los buenos líderes saben que tienen que estar listos para su próxima junta. Los padres buenos saben que tienen que recibir a sus hijos con abrazos y besos cuando regresan de la escuela. Los maestros y padres saben que tienen que estar totalmente presentes y dando lo mejor para las personas que les son importantes.

La gente exitosa no permite que los camiones de basura tomen el control de su día. ¿Y tú? ¿Que pasaría en tu vida, empezando hoy, si permitieras que mas camiones de basura pasaran sin que te afectaran? Apuesto que estarías más feliz. Así que, ama a las personas que te tratan bien. Olvídate de las que no lo hacen. Cree firmemente, que todo sucede por una razón. Si se te presenta una oportunidad, tómala. Si algo cambia tu vida, deja que te cambie. Nadie dijo que sería fácil. Solo prometieron que valdría la pena.


“Se mas amable de lo que es necesario, porque cada persona con la que te topas esta peleando alguna batalla”.